Aclaración previa
A continuación, por su especial interés, reproducimos un
artículo de Alberto Cruz. Pero no quisiéramos que, de su publicación, se
extrajese la errónea conclusión de que SUGARRA
mantiene una actitud “benevolente” hacia la China de hoy día, pues nada sería
más ajeno a la realidad.
Nosotros consideramos que ya hace bastante tiempo que
China dejó de ser un país socialista para convertirse en un país capitalista.
Pero, eso sí, hay que decir que se trata de un capitalismo peculiar.
Actualmente China tiene una estructura social que podríamos calificar de
“híbrida” ya que en ella coexisten dos tipos diferentes de burguesía.
Por una parte, hay una burguesía burocrática (de Estado)
que controla los aparatos del partido y del Estado chino y, a través de ellos,
ejerce también el control sobre una parte importante de la economía china,
especialmente de las grandes empresas industriales que aún no han sido
privatizadas y del sector bancario.
Por otra parte, en China también existe una poderosa nueva
burguesía, que podríamos calificar de “clásica”, que es la propietaria
(privada) de otra parte importante, de la economía, sobre todo del sector
industrial (empresas privatizadas o de nueva creación) y del sector servicios,
pero que no detenta el poder político.
No obstante, desde hace unos años se está produciendo una especie de
“fusión” entre ambas clases al haberse permitido la afiliación al PCCh a los
empresarios privados, en base a la teoría de la “triple representación”,
enunciada por Jiang Zemin y aprobada en el XVI Congreso del PCCh (noviembre de
2002).
Lo cierto es que, actualmente, China está considerada como
la “fábrica del mundo”, debido a su enorme capacidad productiva. La
desregulación laboral y la burocratización de los sindicatos oficiales, junto a
la existencia de una mano de obra barata y abundante (gracias al enorme flujo
migratorio del campo a la ciudad), ha favorecido la entrada de gran cantidad de
capital extranjero, que cuenta con todas las facilidades para invertir en aquel
país.
Sin embargo, en la última década, China ha pasado de ser
un país exportador de mercancías a ser una gran potencia exportadora de
capitales, con lo que ha ingresado en el “club” de potencias imperialistas, ya
que ese es uno de los rasgos que, según Lenin, diferencian al “capitalismo clásico” del imperialismo.
Para terminar, queremos decir que SUGARRA se opone a todo tipo de imperialismo, y aunque el
imperialismo chino pueda ser considerado como un imperialismo “blando”, porque,
hasta el momento está limitando su acción al terreno financiero, y no haya
efectuado intervenciones militares en el extranjero, como hacen otras potencias
imperialistas, no por ello hemos de mantener una posición “indulgente” con él.
Otra cosa es que, como no debemos “dispersar los tiros”, hayamos de
concentrarnos en el enemigo principal, hoy por hoy, este sigue siendo el
imperialismo yanqui.