lunes, 4 de mayo de 2015

CHINA HUMILLA A ESTADOS UNIDOS Y MARCA EL RITMO EN LA NUEVA GEOPOLÍTICA



Aclaración previa

A continuación, por su especial interés, reproducimos un artículo de Alberto Cruz. Pero no quisiéramos que, de su publicación, se extrajese la errónea conclusión de que SUGARRA mantiene una actitud “benevolente” hacia la China de hoy día, pues nada sería más ajeno a  la realidad.

Nosotros consideramos que ya hace bastante tiempo que China dejó de ser un país socialista para convertirse en un país capitalista. Pero, eso sí, hay que decir que se trata de un capitalismo peculiar. Actualmente China tiene una estructura social que podríamos calificar de “híbrida” ya que en ella coexisten dos tipos diferentes de burguesía.

Por una parte, hay una burguesía burocrática (de Estado) que controla los aparatos del partido y del Estado chino y, a través de ellos, ejerce también el control sobre una parte importante de la economía china, especialmente de las grandes empresas industriales que aún no han sido privatizadas y del sector bancario.

Por otra parte, en China también existe una poderosa nueva burguesía, que podríamos calificar de “clásica”, que es la propietaria (privada) de otra parte importante, de la economía, sobre todo del sector industrial (empresas privatizadas o de nueva creación) y del sector servicios, pero que no detenta el poder político.  No obstante, desde hace unos años se está produciendo una especie de “fusión” entre ambas clases al haberse permitido la afiliación al PCCh a los empresarios privados, en base a la teoría de la “triple representación”, enunciada por Jiang Zemin y aprobada en el XVI Congreso del PCCh (noviembre de 2002).

Lo cierto es que, actualmente, China está considerada como la “fábrica del mundo”, debido a su enorme capacidad productiva. La desregulación laboral y la burocratización de los sindicatos oficiales, junto a la existencia de una mano de obra barata y abundante (gracias al enorme flujo migratorio del campo a la ciudad), ha favorecido la entrada de gran cantidad de capital extranjero, que cuenta con todas las facilidades para invertir en aquel país.

Sin embargo, en la última década, China ha pasado de ser un país exportador de mercancías a ser una gran potencia exportadora de capitales, con lo que ha ingresado en el “club” de potencias imperialistas, ya que ese es uno de los rasgos que, según Lenin, diferencian al  “capitalismo clásico” del imperialismo.

Para terminar, queremos decir que SUGARRA se opone a todo tipo de imperialismo, y aunque el imperialismo chino pueda ser considerado como un imperialismo “blando”, porque, hasta el momento está limitando su acción al terreno financiero, y no haya efectuado intervenciones militares en el extranjero, como hacen otras potencias imperialistas, no por ello hemos de mantener una posición “indulgente” con él. Otra cosa es que, como no debemos “dispersar los tiros”, hayamos de concentrarnos en el enemigo principal, hoy por hoy, este sigue siendo el imperialismo yanqui.