jueves, 3 de noviembre de 2016

LA CRISIS DEL PSOE Y LA EVOLUCIÓN DE LA SOCIALDEMOCRACIA



La postura del PSOE, de abrir paso a un gobierno del PP por medio de la abstención de sus parlamentarios, ha abierto una crisis de tal magnitud en dicho partido que podría provocar su fragmentación. Este riesgo lo conocían los miembros de la gestora que ha dirigido el partido durante los últimos días, después del “golpe de los barones”. Sin embargo, a pesar de ello, no han dudado en dar su apoyo al PP para que pueda gobernar con entera tranquilidad.

En cualquier caso, esta actitud lacayuna que ha mantenido el PSOE no tendría que extrañarnos si tuviésemos en cuenta, por una parte, la evolución histórica de la socialdemocracia a nivel internacional y, por otra, la experiencia concreta de dicho partido, desde que se inició la llamada “transición” hasta la época actual.  

1.- La socialdemocracia europea, del reformismo al socio-liberalismo

Tras la disolución de la AIT [1] en 1876 se fueron construyendo en Europa los diferentes partidos socialistas. En Alemania, August Bebel y Wilhelm Liebknecht fundaron el Partido Socialdemócrata Obrero de Alemania (PSOA), de ideología marxista, que más tarde, en el Congreso de Gotha (1875), se fusionó con la Asociación General de Trabajadores de Alemania, que había sido fundado en 1863 por Ferdinand Lassalle, dando lugar al Partido Socialista Obrero de Alemania. Marx y Engels criticaron con dureza las bases ideológicas contenidas en el Programa de Gotha, debido a las excesivas concesiones que en él se hacían a los lasallistas.

En 1889, se constituyó en Paris la Segunda Internacional o Internacional Socialista. En ella se agruparon los partidos y organizaciones socialistas que procedían de la corriente marxista de la antigua AIT. Uno de esos partidos fue el Partido Socialista Obrero de Alemania. Posteriormente, en 1891, este cambió su nombre por el de Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD). Las bases ideológicas y políticas de este último, basadas en el marxismo, fueron reelaboradas por Karl Kautsky, Eduard Bernstein y August Bebel. 

El programa que aprobó el Congreso del Partido Socialdemócrata Alemán que se celebró en Erfurt del 14 al 21 de octubre de 1891, constituyó un gran paso adelante en comparación con el programa de Gotha. Se eliminaron del programa los dogmas lassalleanos reformistas, se formularon de un modo más correcto las reivindicaciones políticas y económicas. El programa ofrecía una argumentación científica de la inevitabilidad del hundimiento del régimen capitalista y su sustitución con el socialista, se indicaba claramente que el proletariado debía conquistar el poder político para llevar a cabo la transformación socialista de la sociedad.

Al mismo tiempo, el programa de Erfurt también tenía importantes deficiencias, la más importante de las cuales era, sin duda, la falta de una defensa teórica de la necesidad de la dictadura del proletariado como instrumento de transformación revolucionaria de la sociedad. De este modo, la observación más importante de Engels no fue tomada en consideración al ser elaborado el texto definitivo del programa. [2]. La dirección de la socialdemocracia no publicó durante mucho tiempo el trabajo de Engels "Contribución  a la crítica del proyecto de programa socialdemócrata de 1891"; la obra sólo apareció en la revista "Neue Zeit" en 1901.

Años más tarde, y ya fallecido Engels (1895) el socialdemócrata alemán Eduard Bernstein publicó “Las premisas del socialismo y las tareas de la socialdemocracia” (1899). En esta obra, Bernstein renunció a los fundamentos teóricos del marxismo y a la necesidad de la revolución para alcanzar el socialismo, defendiendo la posibilidad de transformar progresivamente el capitalismo. En el momento de su publicación, fue ampliamente criticada por la mayoría del movimiento socialista internacional. Sin embargo, con el paso del tiempo llegó a imponerse como la posición teórica mayoritaria en la Internacional Socialista [3].

Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, a partir de 1946-47, los partidos y organizaciones socialdemócratas de Europa occidental sufrieron, en general, un desplazamiento ideológico y político hacia la derecha. Por miedo al comunismo, las direcciones de dichos partidos fueron renunciando progresivamente a la perspectiva socialista e, incluso, en algunos casos, a las reivindicaciones que tradicionalmente habían venido defendiendo. Esto coincidió con el auge de la guerra fría. El PSD renunció formalmente al marxismo en el congreso de Bad Godesberg (1959) aunque, de hecho, ya hacía mucho tiempo que había abandonado el concepto de “lucha de clases” y había dejado de hacer cualquier referencia al socialismo.

De esta manera, poco a poco, los dirigentes de esos partidos fueron pasando de defender unas posiciones reformistas de “izquierda” a alinearse abiertamente con las burguesías de sus respectivos países y, especialmente, con el imperialismo norteamericano [4]. En esta época, varios partidos socialistas y/o socialdemócratas [5] accedieron a gobiernos de Europa Occidental.

Un caso significativo es el de Paul-Henri Spaak (1899-1972), miembro del Partido Socialista Belga. Fue cinco veces Ministro de Asuntos Exteriores: 1936-1938, 1939-1945 (del gobierno belga en el exilio), 1945-1947, 1954-1957 y 1961-1965. También ocupó el puesto de Primer Ministro durante tres periodos: 1938-1939, 1946 y 1947-1950. En 1948 fue el impulsor del BENELUX. En 1950 fue Presidente del Consejo de Europa. Ocupó el puesto de Presidente de la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero) entre 1952-1953.

También ocupó el puesto de Secretario General de la OTAN (1957-1961), por lo que existen sospechas de que, por la posición que ocupaba, pudo tener relación con el asesinato del dirigente africano Patricio Lumumba, efectuado por los servicios secretos belgas y norteamericanos en 1961 [6].

Pero el giro definitivo a la derecha, en los partidos socialdemócratas, tuvo lugar a finales de la década de los noventa del pasado siglo, con el desarrollo del llamado “nuevo laborismo” británico y su “Tercera Vía”, y con el “Nuevo Centro” impulsado por el SPD.

Hasta entonces, la socialdemocracia había venido defendiendo unas posiciones reformistas, basadas en: a) el reconocimiento y la universalización de los derechos sociales y laborales, apoyándose en unas políticas fiscales progresivas; b) el aumento del poder adquisitivo de las clases y capas populares, mediante un incremento de las rentas de trabajo como motor de políticas económicas expansivas (keynesianismo) que exigían la intervención del Estado burgués para regular el gasto público; y c) en algunos casos, la nacionalización de algún sector de la economía, con el fin de garantizar el acceso a recursos básicos como el crédito.
Estas reformas también se basaban en una fiscalidad progresiva, con objeto de asegurar fondos para financiar las políticas “redistributivas” del Estado capitalista, dirigidas a corregir y/o atenuar las desigualdades sociales más lacerantes, aunque no a eliminarlas. La socialdemocracia europea mantuvo esta política reformista, aproximadamente, hasta 1980.

Es a partir de esta fecha cuando el neoliberalismo se convierte, tanto desde el punto de vista teórico como del práctico, en la política económica dominante en el proceso de integración capitalista europea. Esto, tuvo lugar en un contexto muy concreto que fue el de la fase recesiva del 4º ciclo de acumulación capitalista (1941-1990) que se desarrolló entre 1973 y 1990. Fue la época de los gobiernos de Margaret Tatcher, en el Reino Unido (1979-1990) y de Ronald Reagan en EEUU (1981-1990).  

La adopción de políticas económicas neoliberales en los países capitalistas más desarrollados, supuso el abandono definitivo del keynesianismo y el paso del  modelo productivo industrial  del fordismo-taylorismo, basado en el “pleno empleo” y el Estado del Bienestar,  al modelo del postfordismo-toyotismo, basado en el incremento del paro y la precariedad laboral.

La continuidad del proceso de acumulación capitalista requería la creciente desregulación laboral y una cada vez mayor precarización de las condiciones de vida y de trabajo, así como un aumento del paro que permitiesen una mayor competencia entre los desempleados y un mejor funcionamiento del ejército de reserva.

En esta época, los principales líderes socialdemócratas europeos comienzan a argumentar que la agudización de la crisis y la creciente globalización impedían continuar desarrollando las políticas reformistas, y van asumiendo progresivamente los planteamientos neoliberales, lo que les lleva a dar un giro descarado hacia el socio-liberalismo. Uno de los principales teóricos de este cambio fue el economista británico Anthony Giddens.

Una excepción fue el socialdemócrata de izquierda sueco Olof Palme, que se opuso al neoliberalismo defendido por Tatcher y Reagan que ya estaba siendo asumido por muchos de los partidos socialdemócratas europeos. Cuestionó que frente al neoliberalismo radical no hubiese otra alternativa que el socioliberalismo. Ya había ganado las elecciones en 1969, ocupando el cargo de Primer Ministro hasta 1976. A pesar de los consejos de sus asesores para que cambiase su programa político, volvió a ser elegido en 1882, pero fue asesinado en 1886.

En el Reino Unido, el laborista Tony Blair ocupó el puesto de Primer Ministro entre 1997 y 2007. Con Harold Brown como Ministro de Finanzas, tuvo lugar la desregulación del sector bancario, dándose plena independencia al Banco de Inglaterra. Con ello se produce la total autonomización del sector financiero, que escapa a cualquier tipo de regulación o control por parte del propio Estado burgués.

Al mismo tiempo, la creciente importancia del capital financiero tuvo como contrapartida una reducción cada vez mayor del peso del capital industrial, que se refleja en la propia composición del PIB que desciende progresivamente hasta llegar representar tan sólo el 12% en 2012.

Simultáneamente, se fue produciendo una reducción del salario medio y simultáneamente  tuvo lugar una, cada vez mayor, desregulación del “mercado laboral”, es decir de las condiciones de contratación, que se precarizan progresivamente. Todo lo cual tuvo como consecuencia directa una pérdida de apoyo tradicional que el Partido Laborista había tenido hasta entonces, pasando de representar un 33% del electorado en 1997, al 25% en 2001 y al 22% en 2005.
Por otra parte, en Alemania, Gerard Schröeder fue elegido canciller (1998-2005), comenzando a aplicar las medidas propias de una política económica neoliberal, lo que provocó la dimisión del entonces Ministro de Finanzas, Oskar Lafontaine (1999), quien más tarde abandonaría el SPD junto con el ala izquierda del partido, para fusionarse con el Partido del Socialismo Democrático, que tuvo su origen en un sector socialista de la antigua RDA, creando el Die Linke (La Izquierda), de orientación socialdemócrata radical.

2.- La “gran coalición”

La evolución posterior de algunos de los partidos socialdemócratas ha llevado a estos a apoyar abiertamente a los propios partidos burgueses o, incluso, a unirse a ellos formando lo que se ha venido en llamar “la gran coalición”. Esta práctica se ha desarrollado ya en varios países europeos, tales como Alemania, Austria y Grecia y ahora también en el Estado español.

En Alemania, el acuerdo entre el SDP y la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Angela Merkel, la llamada ”gran coalición”, se mantuvo entre 2005 y 2009. A partir de entonces, el SPD estuvo unos años en la “oposición”, hasta 2013 en que renovó el pacto. El primer periodo de vigencia del pacto SPD-CDU supuso una importante pérdida de apoyo electoral para los socialdemócratas que pasaron de tener un 34,2% de votos a un 23%. En Austria, durante el periodo en que el Partido Socialdemócrata mantuvo su coalición con el Partido Popular Austriaco, pasó de tener un 35,3% de votos a un 26,8%.

Por último, en Grecia, en 2012, el PASOK estableció una alianza con el partido de derecha Nueva Democracia, en plena crisis de la deuda soberana, y con dos programas de “rescate” (en realidad, de recortes económicos y sociales) impuestos por la UE [7]. El coste sufrido por el PASOK fue el de pasar de tener una mayoría absoluta a ser un partido minoritario y marginal.

3.- ¿Qué intereses de clase defiende el PSOE?

La evolución del PSOE desde unas posiciones reformistas de izquierda al socioliberalismo, fue similar, aunque más rápida, que la que experimentaron los otros partidos socialdemócratas europeos. En 1979 ya abandonaron formalmente el marxismo aunque, en la práctica, ya hacía tiempo que lo habían hecho.

Para ello, necesitaron celebrar dos congresos del partido en el escaso margen de unos meses. En mayo de 1979, se celebró el XXVIII Congreso, en el que la dirección del partido, cuyo secretario general ya era Felipe González, propuso la renuncia a la teoría marxista. La propuesta fue rechazada y este dimitió de su cargo. Pero, poco después, en un congreso extraordinario que se celebró en el mes de septiembre, la propuesta fue finalmente aprobada y el ex secretario general volvió a ocupar su puesto a la cabeza del partido.

Desde entonces, el PSOE ha estado seis veces en el gobierno del Estado español. Felipe González, en cuatro ocasiones: en 1982-1986, 1986-1989, 1989-1993 y 1993-1996. Y José Luis Rodríguez Zapatero, en dos: en 2004-2008 y 2008-2011. Unos gobiernos, todos ellos, que se caracterizaron por gestionar eficazmente los intereses del capitalismo español.

El Estado español ingresó en la OTAN en mayo de 1982, con un gobierno del PSOE, aunque en enero de 1986 organizase un referéndum fraudulento, sobre la “permanencia” en la alianza militar en el que, como es lógico, resultó ganadora la postura oficial. Por otra parte, el Estado español entró a formar de la CEE en enero de 1986, también con otro gobierno del PSOE, y siendo en ambos Felipe González el presidente del gobierno.

Pero, además, un destacado miembro del PSOE como era Javier Solana, que ocupó el puesto de ministro en varios departamentos, entre diciembre de 1982 y junio de 1992, fue secretario general de la OTAN entre diciembre de 1995 y octubre de 1999, en una época en la que se produjeron los bombardeos de la OTAN sobre Serbia (entre 24-03-1999 y 10-06-1999) como consecuencia del conflicto de Kosovo. Posteriormente, como no, pasaría a ocupar el puesto de Alto Representante del Consejo de la UE para la Política exterior (octubre 1999 a noviembre 2009).

Es evidente como el PSOE ha sido y sigue siendo, un partido del régimen del 78 y, en lo fundamental, tiene una coincidencia de intereses con el PP, siendo como éste un fiel representante de los intereses del capital financiero español y del imperialismo norteamericano.

Y ahora, PODEMOS se autoproclama socialdemócrata y trata de aprovechar la crisis del PSOE para desplazarle ¿y ocupar su lugar y sus funciones como sostén del sistema?


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NOTAS

1.- La Asociación Internacional de Trabajadores (AIT), también conocida como Primera Internacional, se constituyó en Londres en 1864. En ella coexistieron, durante cierto tiempo las dos corrientes en que se dividía en aquella época el movimiento obrero, la marxista y la anarquista.

2.- Esta crítica la formuló únicamente Engels, pues Marx ya había fallecido (en 1883).

3.- Sobre las posiciones de Bernstein, ver: Bo Gustafsson. “Marxismo y revisionismo”.  Editorial Grijalbo. Barcelona (1974).

4.- Pero este no fue un fenómeno nuevo, sino que ya anteriormente algunos partidos socialdemócratas habían adoptado posiciones abiertamente reaccionarias. De hecho, tras haber sido aplastada la Revolución alemana, sus principales dirigentes, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, fueron asesinados el 15 de enero de 1919 por orden de Gustav Noske, ministro del ejército alemán y uno de los principales dirigentes del SPD al igual que lo era el propio canciller Friederich Ebert.

En Rusia, durante la guerra civil (1918-1921) que siguió al triunfo de la Revolución de octubre, algunos sectores de los mencheviques, que habían constituido el ala derecha del POSDR, no dudaron en incorporarse a las filas de los ejércitos contrarrevolucionarios blancos para combatir al recién creado poder soviético.

5- Los partidos socialistas, algunos de los cuales aún se continuaban proclamando  marxistas y seguían defendiendo la lucha de clases (aunque ya hubiesen renunciado a la toma revolucionaria del poder, asumiendo la defensa de la democracia parlamentaria burguesa y la vía de las reformas graduales para acceder al socialismo) convivían en la misma Internacional con los socialdemócratas, que tiempo atrás ya habían abandonado el marxismo, renunciando a la lucha de clases, al propio concepto de socialismo y que defendían la “neutralidad” del Estado burgués, así como las reformas económicas keynesianas que configuraban el llamado “Estado de Bienestar”.   


7.- Sobre la cuestión de la deuda griega, ver el artículo: “Grecia:una dura lección” (SUGARRA 17-09-2015).