martes, 19 de diciembre de 2017

RESPUESTA A UNA CRÍTICA DESAFORTUNADA



Hemos leído con detenimiento la crítica que hacen los compañeros-as de Herri Gorri a un reciente artículo publicado por SUGARRA, bajo el título “EL RÉGIMEN DEL 78 Y LA LUCHA POR EL SOCIALISMO” (12-12-2017) y, aunque no es nuestra forma de llevar a cabo el debate ideológico y político, nos hemos creído en la obligación de dar una respuesta pública a dicha crítica.

En primer lugar, Herri Gorri afirma que:

“El Régimen del 78, indudablemente representa una “continuidad” reformada del Régimen franquista. Pero una continuidad que implica una diferenciación de Regímenes, es decir, no es lo mismo el Régimen del 78, que el Régimen fascista”…

Sin embargo, a continuación, en el mismo párrafo, sostienen lo siguiente:

….Que hubieran cambiado “simplemente las formas fascistas de dominación, por las democrático-parlamentarias”, tal y como expresa SUGARRA, ya implicaría una diferencia de identidades entre ambos regímenes cualitativas, incluso partiendo de la evidencia que el Régimen del 78, ha desarrollado prácticas fascistas de represión, guerra sucia y control de los medios de comunicación. [1].

Con lo que, implícitamente, dan a entender que realmente no se ha producido un cambio sustancial (cualitativo) en la forma de dominación de la gran burguesía española, contradiciéndose así con lo dicho por ellos mismos… y ¡en el mismo párrafo!

Pero no es esta la única contradicción en la que incurre Herri Gorri. También sucede lo mismo a la hora de definir lo que consideran la contradicción principal. Así, en el mismo artículo, asumen lo correcto del planteamiento de SUGARRA sobre esta cuestión, diciendo que:

“SUGARRA a continuación, apunta lo obvio: “tanto en el período franquista como en la época actual, la contradicción principal fue y sigue siendo la que enfrenta a la clase obrera y a las masas trabajadoras de los distintos territorios, pueblos o naciones que configuran el Estado español, con la gran burguesía…” y no podemos más que señalar la verdad de esta aseveración. Efectivamente, ambos regímenes son capitalistas, por tanto la contradicción principal se articula en torno al antagonismo capital-trabajo y por ello la lucha de clases es motor de la historia.” [2].

Mientras que en otro artículo publicado unos días antes, afirmaban que:

“Consideramos que nos encontramos en una coyuntura excepcional, en la que la contradicción principal y determinante, se encuentra entre apoyo activo o pasivo al Régimen del 78 o construir una referencialidad democrática en la que diferentes proyectos políticos e ideológicos, se unan frente a un enemigo común. Sin libertades fundamentales -incluso democrático-burguesas- no hay espacio para la construcción de una alternativa de transformación política y social.” [3].

Pero es que, además, en este artículo que acabamos de citar, también confundían el concepto de contradicción, que tiene un carácter objetivo (pues es independiente de nuestra voluntad) con lo que podría ser o bien una postura, una actitud, de apoyo al Régimen del 78 o una táctica o estrategia política para acabar con él, que tienen un carácter subjetivo (pues sí dependen de nuestra voluntad).

Más adelante, en su crítica, refiriéndose a SUGARRA, afirman que:

“…cometen dos errores fundamentales. El primero de ellos, no realizar una caracterización correcta del Régimen del 78, y el segundo, confundir el carácter abstracto-formal de la definición del capitalismo, con el capitalismo como formación económico-social concreta.”

En cuanto a su primera afirmación, consideramos que por parte de SUGARRA está suficientemente definida (aunque sea de forma breve), la naturaleza del “régimen del 78”, y lo está en relación con su base económica concreta, de la cual dicho “régimen” constituye su superestructura jurídico-política:

“…la democracia parlamentaria es la forma que, en determinadas condiciones, adopta la dictadura de la burguesía; y que, en el caso concreto del llamado “régimen del 78”, la democracia autoritaria (limitada o restringida) que existe en el Estado español es la forma jurídico-política que responde a la existencia de una base económica débil, con un escaso nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, y que ocupa una posición subordinada en el conjunto del bloque imperialista occidental (UE/EEUU).” [4].

De ahí que tampoco se sostenga su segunda afirmación, pues aunque de forma breve, eso sí, en el mismo párrafo que acabamos de citar también se realiza una caracterización del capitalismo español, es decir, no del capitalismo como modo de producción en abstracto, sino de la formación económica y social española, en concreto, al resaltar sus rasgos específicos más importantes.

Además, Herri Gorri pone en boca de SUGARRA un tipo de razonamiento que en ningún momento hemos desarrollado, cuando afirma que:

“En el contexto en el que nos encontramos, no existe “el capitalismo” por un lado y el Régimen del 78 por otro, no son “esencia y apariencia”, o “forma y contenido”, siguiendo con la terminología un tanto peculiar de SUGARRA.” [5].

Aquí, Herri Gorri manipula una parte de nuestro artículo, tratando de reducirlo al absurdo para encajar su interpretación distorsionada del mismo. Por eso, reproducimos a continuación los párrafos a los que nos referimos y que, posteriormente, comentaremos:

“El marxismo-leninismo nos enseña a profundizar en el estudio para conocer la realidad. Sólo así estaremos en condiciones de poder transformarla en un sentido revolucionario. Y ello nos obliga a tomar en consideración tanto la forma como el contenido de las cosas y tanto su apariencia como su esencia

… De ahí que no debamos dejarnos guiar sólo por las apariencias, que no debamos desviar la dirección de nuestra lucha hacia objetivos que, aunque puedan parecernos relativamente importantes, no por ello dejan de ser secundarios en la lucha revolucionaria por el socialismo. Por ello, debemos centrarnos en la contradicción principal y hacer todo lo posible por superarla.” [6].

En primer lugar, los compañeros-as de Herri Gorri deberían conocer ya la utilidad de las categorías del Materialismo Dialéctico, como conceptos generales que son, para facilitar el análisis de la realidad, tanto de la naturaleza como de la sociedad. Pero no parece que sea así, cuando lo consideran como “la terminología un tanto peculiar de SUGARRA”, pareciendo extrañarse de que usemos dichas categorías en nuestros análisis.

Aclarado esto, habría que hacer referencia a porqué las empleamos en este caso concreto, por si no lo hubiesen entendido. El Estado viene definido por una serie de rasgos: su naturaleza o contenido (carácter de clase, en el caso que nos ocupa, burgués o proletario), sus funciones (instrumento de dominación o de represión en manos de una clase), forma (republicana o monárquica, con sus diversas gradaciones y variantes) y estructura (organización territorial, con sus variantes de Estado unitario, más o menos descentralizado y Estado compuesto, con una organización federal, confederal, etc.).

Pero, cuando nos referimos a su naturaleza, es decir, a su carácter de clase, también podemos ver que su contenido (su esencia) puede ser el de una dictadura burguesa o una dictadura proletaria. Y, en el caso de la primera, es decir, de la dictadura burguesa, puede darse bajo diversas formas, desde una dictadura fascista a una democracia parlamentaria, con todas sus gradaciones, en función de su forma de gobierno.

El hecho de que nos encontremos en país capitalista ya implica que su Estado es un Estado burgués y por medio de él se mantiene una dictadura burguesa. Luego, independientemente de la forma (más o menos democrática) que pueda tener dicho Estado, lo esencial es su contenido, su carácter de clase. Pero, verdaderamente, ¿es necesario explicar todo esto, que es el ABC del marxismo, a los compañeros de Herri Gorri, para que puedan entender lo que queremos decir en nuestro artículo?  ¿Tan complicado resulta comprenderlo?

El que podamos considerar, por separado, los dos aspectos de una contradicción, como pueden ser la que existe entre la base económica de la sociedad y su superestructura jurídico-política, no supone más que una operación de análisis de sus elementos constitutivos que, por otra parte, se encuentran dialécticamente unidos y no metafísicamente separados, como sugiere Herri Gorri. Por lo que, al parecer, no pretenden más que embarullar y oscurecer nuestro razonamiento para basar en ello sus críticas.

Pero es que, además, en el siguiente párrafo de nuestro artículo, se profundiza más en la caracterización de la formación económica y social capitalista española, definiendo su ámbito de acumulación (valorización) del capital, en relación con el carácter “indivisible” de su Estado:

“En estas condiciones, la clase dominante, la gran burguesía española, tiene que hacer cada vez mayores esfuerzos por mantener cohesionado un Estado que se basa en la unión forzosa de todos los pueblos y naciones que hasta ahora lo conforman, porque la “unidad territorial” es el ámbito en el que tiene lugar el proceso de acumulación capitalista y la condición imprescindible para que éste continúe desarrollándose.” [7].

Al final del texto de Herri Gorri lanzan una serie de consignas entre las que nos ha resultado especialmente chocante:

Hacia la autodeterminación Socialista!!!

Hacia el Socialismo como alternativa política, ideológica y económica!!! [8].

¿Qué pretenden los compañeros-as de Herri Gorri al lanzar estas consignas? ¿acaso qué no es posible ejercer el derecho democrático de la autodeterminación hasta que la naturaleza del Estado español sea socialista y así concedernos a Euskal Herria, entre otros pueblos sojuzgados, el derecho de autodeterminación? Nos gustaría que nos aclararan este punto. Y ya de paso que entienden por Socialismo, si para ellos es meramente una “alternativa política, ideológica y económica” más dentro de las “posibles”.

Por último, queremos hacer una breve consideración sobre la crítica y la autocrítica. En SUGARRA siempre hemos sido partidarios de la crítica y la autocrítica, del debate ideológico y político, porque los entendemos como un medio (el más apropiado), para aclarar posiciones, para corregir errores, para superar contradicciones y para favorecer el entendimiento y la colaboración en el seno del pueblo trabajador.

Pero, una crítica mal realizada, lejos de contribuir a todo esto, puede tener el efecto contrario al deseado y servir para agudizar unas contradicciones que, por darse en el seno del pueblo trabajador, no debieran tener un carácter antagónico. Y eso sucede, por ejemplo, cuando la crítica se convierte en un anatema que busca la  descalificación de quien es criticado-a. ¿Qué podríamos decir de la crítica que nos ha hecho Herri Gorri donde, entre otras cosas, nos califica poco menos que de doctrinarios, sectarios, ultraizquierdistas, nacionalistas esencialistas, trostquistas, etc., etc.?

Y con esto damos por concluida nuestra respuesta pues, como hemos dicho más arriba, no es esta nuestra forma de plantear las críticas y los debates.
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NOTAS

1.- Ver el artículo de Herri Gorri: “SUGARRA Y SU ARTICULO “EL REGIMEN DEL 78 Y LA LUCHA POR EL SOCIALISMO” de (15-12-2017).

2.- Idem.


4.- Ver: “El Régimen del 78” y la lucha por el socialismo”. SUGARRA (12-12.2017).


6.- “El Régimen del 78” y la lucha por el socialismo”. SUGARRA (12-12.2017).

7.- Idem.